Para situarnos bien, primero vamos a ver la definición de qué es un hábito. Un hábito es automatizar una acción de tal manera que llega el punto en que se convierte en una acción natural, espontánea, sin ser procesada.
No es fácil adoptar un hábito, del tipo y en el ámbito que sea. Es por eso, que lo que se necesita, es tener constancia y la convicción de adoptar la costumbre.
Hábitos financieros positivos
A continuación, veremos una serie de hábitos en el sector de las finanzas que pueden ayudarte a mejorar y ser responsable en este aspecto.
- Presupuestar: lo que se puede hacer es crear un documento o un gráfico, lo que sea más cómodo para ti, para tener una idea visual y clara del dinero que se ingresa y ser consciente de él. Una vez creado, lo podemos dividir en categorías, en función de la situación de cada uno. Por ejemplo: vivienda, educación, alimentación, salud, transporte, ahorro, etc. Una vez hecho, puedes colocar la cantidad aproximada de cada una, para así tener una visión global y es una ayuda más para tener organizada tus finanzas.
- Ahorrar: es clave para poder vivir con más tranquilidad y tener ese “colchón” en el caso de que suceda algún imprevisto, o cuando quieres darte un capricho, sin necesidad de pedir dinero prestado.
- Invertir: una alternativa de darle provecho a tu dinero ahorrado es invertirlo, para así, en un futuro poder tener mayor cantidad de dinero, siempre y cuando se sepa gestionar.
- Planificar: igual que hemos visto en el primer punto con realizar un documento o gráfico para tener un mapa mental del presupuesto que tiene cada uno, se puede crear también un documento o gráfico con los ingresos y gastos que cada uno tiene, y así tener una visión más global de tus finanzas.
- Pagar cuando es debido: un hábito realmente útil es pagar cuando toca. Es preferible no esperar al último día para pagar los recibos públicos o personales, ya que si espera hasta la fecha límite puede propiciar a entrar en una dinámica de atrasarse con sus obligaciones, e incluso, llegar a endeudarse.